Yeoh-Ho se instala en su nueva casa con su padre. Hace diez años, vivía en este pueblo, pero todos sus recuerdos se han borrado, por la fuerza, para avanzar en su vida. Cuando se mudó a su habitación, rompe una esquina de la pared por accidente y descubre un ático escondido.
Se precipita hacia él y el polvo invade su nariz, la habitación aún está llena de artículos de dibujo, un colchón polvoriento y este teléfono y computadora portátil, colocados sobre un mueble. Yeoh-Ho abre el cuaderno que parece un diario. La última fecha marcada en el bolígrafo en estas páginas le recuerda, entonces, una catástrofe, el día en que su vida perdió todo sentido.
Luego llama al último número anotado en el cuaderno con el teléfono a mano. La voz que escuchará esta noche volverá en sus últimos años, llena de pesar por no haber hablado nunca …